Servicio de psicoterapia infantil, juvenil/adolescente o familiar
las familias soléís consultarme por dudas con respecto a su desarrollo (no habla, no camina, no socializa…), su conducta (muchas rabietas, o al contrario, como pasando de vosotros, pegarte a ti o a otros niños, problemas de sueño, alimentación, control de esfínteres). O porque estáis muy desbordados. Hago una valoración de vuestro peque, os pregunto también un poquito por vosotros, el embarazo… para poder explorar su neurodesarrollo y vueestra relación. Os planteo lo que pienso que puede estar sucediendo, y desde aquí os doy pautas de crianza, y si es necesario os propongo un trabajo familiar y/o os un trabajo individual con vuestro peque.
ya pueden expresar más su malestar, y directamente contar que se sienten mal, muy tristes, con mucho miedo… pero generalmente lo notamos más a través de su conducta, también. Dificultades para dormir, para separarse de ti, miedos, rabietas, pegar cuando están nerviosos, no aceptar los límites, enfadarse mucho cuando pierden, moverse por todas partes, no poderse concentrar…). Haré también un proceso de valoración, y después trabajaré con vosotros pautas para ayudarle, y si es necesario comenzaré un espacio de psicoterapia individual con él/ella.
y también puede ser que les cueste reconocerlo, y que lo notéis por su comportamiento, más retador, o al contrario más inhibido, triste, con bajada de rendimiento en estudios… Después del proceso de valoración os propondré también el plan a seguir, que suele consistir en la terapia individual con él/ella y algunas sesiones sola con vosotros.
La Traumaterapia Sistémica Infantojuvenil es un modelo de terapia basado en el Paradigma de los Buenos Tratos, creada por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Hay algunos aspectos que la diferencian de otras psicoterapias: Su objetivo principal es ofrecer un lugar seguro, construír un vínculo con el terapeuta que les permite muy poco a poco, y en la medida de sus posibilidades, construír una nueva manera de relacionarse consigo mismos, con su entorno, con su historia. La traumaterapia está dirigida a familias adoptivas, niños y adolescentes protegidos por el sistema de protección de menores en familias de acogida o centros, o niños que han vivido o están viviendo actualmente situaciones traumáticas, de riesgo o de violencia (en estos casos es importantísimo en paralelo asegurar su protección).
Este servicio es la base de mi trabajo, está dirigido a todas las familias a las que atiendo, tanto si llevo a vuestros hijos en terapia individual o no. En mi experiencia, en mi formación, lo que más ayuda a vuestros hijos es vuestra mirada y vuestro sentir, de lejos mucho más potentes que el trabajo que puedan hacer individualmente conmigo. También en mi experiencia, cuando no os es posible sentir y comprender a vuestro hijo/a, los beneficios de la terapia individual bajan muchísimo, y de hecho muchos chicos y chicas abandonan la terapia
Para todo tipo de familias desde antes incluso del embarazo o el proceso de adopción, con hijos de todas las edades. Consta de varios aspectos:
comprender las buenas razones que tenéis como mamá/papá para funcionar de esta manera
cuál ha sido su historia y vuestra historia
y sigo trabajando contigo el sentirle, pensarle, las pautas, los límites, las rutinas.
Es una sesión sin tu hijo/a, sólo contigo/vosotros. En ella me cuentas/contáis cómo os va, por qué habéis decidido consultarme, qué os preocupa.
Con niños pequeños de 0-6 años este proceso suele constar de 1-2 sesiones familiares con vuestro hijo/a en sala, donde jugamos, nos relacionamos, aprendo cómo funcionáis como familia, valoro su neurodesarrollo. Si ha sido atendido por otros profesionales, o está siendo atendido por ellos, valoro la información que me aportáis, me coordino. Es algunas ocasiones también hago una sesión de coordinación con la escuela.
Con niños mayores y adolescentes, la valoración puede ser sólo familiar, o si tanto vosotros como yo vemos la indicación, 4-5 sesiones con vuestro hijo/a, la primera conjunta con vosotros. También la complemento con la información que aportáis y una coordinación con la escuela.
Después de la valoración os transmito lo que he aprendido de vosotros, la hipótesis que he pensado sobre lo que está pasando, y hago una propuesta de tratamiento, que puede ser sólo familiar o familiar+individual. En los niños de menos de 6 años cuando es necesario un espacio individual esta parte la realizan otros profesionales, de mi plena confianza, en coordinación estrecha conmigo, que sigo atendiendoos a vosotros.
La terapia no tiene una duración predefinida.
Si hemos decidido seguir sólo con trabajo familiar, la periodicidad la marca el cómo estáis y vuestras posibilidades. Suelo empezar con sesiones semanales-quincenales y cuando las cosas van más fluídas, al cabo de pocos meses ya mensuales. Para muchos me convierto en un referente con el que de tanto en tanto seguir contando, ya de manera puntual.
Si entramos a vuestro hijoi/a en terapia, trabajo en paralelo con vosotros 1-2 veces al mes, y con vuestro hijo/a semanalmente.
Como pediatra, y luego como psicoterapeuta, me he nutrido y he aprendido de muchos maestros. Los más importantes, vosotros, las familias, los niños. Después de años de escucharos en la consulta, con vuestro recién nacido, aprendí que no todo es fácil cuando nace un bebé, que hay muchas emociones mezcladas, y que nuestra sociedad lo tapa.
Aprendí como pediatra que muchas veces los niños expresan en su cuerpo y su conducta lo que los mayores no podemos sentir.
Aprendí que la red es tan o más importante que el psicólogo, que tu situación social, económica, impacta en tu salud y la de tu peque. Que nuestra salud tiene mucho que ver con cómo nos relacionamos en los grupos en los que vivimos: con nuestra familia, amigos, en el trabajo, la escuela…
Y me formé como terapeuta grupal para comprender esto un poquito más, y en los grupos multifamiilares de crianza que monté aprendí mucho, mucho más.
Y me forme como Traumaterapeuta para aprender más íntimamente cómo nos conforman las relaciones. Cómo lo que hemos tenido (y lo que no) configura nuestro cerebro, nuestra forma de pensar, de sentir, de actuar. Me formé según el Modelo Barudy-Dantagnan, y formo parte de la Red Apega de Profesionales. Trabajo con todo tipo de familias, pero estoy especialmente formada para atender a niños y adolescentes que han vivido situaciones de Trauma
Hablamos de trauma cuando una situación sobrepasa nuestra capacidad de respuesta, cuando nos desborda, nos bloquea.
Trauma puede ser una situación única, o algo que se repite a lo largo del tiempo (y que por lógica va a tener más impacto).
Trauma puede ser el maltrato tal como lo conocemos, en todas su facetas, físico y/o emocional.
Trauma también puede ser el no haber podido ser sostenido cuando hemos sentido, simplemente. Para un bebé, cualquier situación que le saca de la calma (sueño, hambre, pañal sucio, un ruido…) se vive como una amenaza, y son los brazos del adulto los que le devuelven a su calma. Así el bebé va aprendiendo, poquito a poco, lo que es estar fuera de su calma y dentro de su calma, es lo que llamamos ventana de tolerancia, que va aumentando, y así sale de su calma cada vez menos y le es más fácil volver. Cuando un bebé está fuera de su calma, busca al adulto, aumenta su conducta de apego, llora, deja de explorar, en ese momento todo se para, hasta que vuelve a sentirse calmado, y ahí puede relacionarse, aprender… Para poder ofrecer calma al bebé, seguridad, el bebé necesita que le sintamos, sin desbordarnos. Leer en nuestros ojos lo que le pasa (no lo que nos pasa a nosotros cuando le oímos llorar). Muchos bebés, niños y adolescentes en nuestra sociedad tienen este tipo de trauma: los adultos no hemos podido sentirlos, o nos hemos desbordado con su llanto y emociones, o lo hemos minimizado, invalidado. Esto hace que el niño, adolescente, internamente no se sienta seguro, que se muestre muy ansioso, movido, retador, inatento, depende.
El cerebro, para desarrollarse, necesita experimentar seguridad. Los niños necesitan experimentar seguridad, tanto física (sus necesidades básicas cubiertas, un entorno no amenazante), como emocional. Se sienten seguros cuando su mamá/papá puede sentirlos sin desbordarse, sostener lo que ellos no pueden sostener. Si el bebé se siente sentido, comprendido, contenido, puede relacionarse, aprender, estimular todas las áreas de su cerebro. Es lo que llamamos relación de Apego Seguro. Si el bebé no experimenta esa conexión, esta contención, internamente no se siente seguro, y prioriza las áreas del cerebro más necesarias para su supervivencia, no aprende igual de bien, todo va dirigido a buscar la atención de ese adulto. Es lo que llamamos Apego Inseguro. En ocasiones, nada de lo que hace funciona, por dentro su cerebro se desordena a momentos, siente mucha angustia, es lo que llamamos Desorganización en el Apego. Cuando hay un apego seguro, el niño/a se siente valioso, el mundo es vivido como seguro, los demás son confiables. Cuando no hay esa experiencia de seguridad, el niño/a se vive como poco valioso, no querible, y para él/ella el mundo es un lugar peligroso, y no podemos confiar en los demás.
Los profesionales de la Red Apega trabajamos bajo el paradigma de los Buenos Tratos. Un paradigma es un marco, una referencia. En lugar de hablar de maltrato, Jorge Barudy acuñó el término buentrato a la infancia, aludiendo a que los niños no necesitan sólo no ser maltratados, sino que el buentrato incluye que les sintamos y pensemos, que podamos sostener lo que les pasa, contenerlos, hacerles sentir: veo lo que te pasa, te siento, pero yo estoy aquí contigo, todo irá bien.
Trabajar desde el paradigma de los buenos tratos significa que nos creemos lo que la ciencia ya avala, que es que este buen trato es la base para el desarrollo del cerebro y todas las capacidades de niños y niñas, y que muchos de los síntomas de sufrimiento psíquico de niños y adolescentes tienen que ver con que no ha sido posible ese buen trato en la medida que lo necesitaban. Nuestro trabajo consiste también en promoverlo, detectar situaciones de riesgo e intentar reparar el daño que la ausencia de buen trato ha causado en el desarrollo de niños y adolescentes.
Con los bebés y niños pequeños trabajo casi siempre a través vuestro. Os ayudo a comprender a vuestro hijo/a, sentirle, ofrecerle una respuesta sintonizada, que le regule y contenga. Trabajamos pautas, rutinas, cómo poner los límites. Exploro vuestros recursos de autocuidado, los potencio. A veces hacemos alguna sesión de juego, que nos sirve tanto para comprender mejor como para aprender maneras diferentes de relacionarnos.
Cuando es necesario, indico un trabajo individual con expertos en Atención Tenmprana, sean psicólogos o profesionales que trabajan desde el cuerpo como psicomotricistas o terapeutas ocupacionales. Son de mi total confianza, llevo años trabajando con ellos en red y nos coordinamos estrechamente.
Para las familias que no vivís cerca, busco con vosotros recursos en vuestra zona que cumplan lo que necesitamos para vuestro hijo/a.
Con los niños mayores utilizo mucho el juego y los recursos más manipulativos, como pintar, hacer arcilla, también tarjetas de emociones y juegos psicoeducativos relacionados con ellas. El juego es básico, es un lugar seguro para los niños y niñas, que me permite conocerles mejor y a la vez relacionarme con tu hijo/a de una manera poco invasiva, ir construyendo el vínculo, la base de nuestro trabajo. El juego ya es trabajo en sí, y a través de él trabajo todas las áreas del cerebro. Utilizo también la caja de arena (mira el apartado). Desde ahí la conversación comienza a fluír, la confianza va creciendo. Explico mucho a los niños y niñas cómo funciona nuestro cerebro, qué es la respuesta ante el estrés, los diferentes lenguajes (el de los pensamientos, el del cuerpo, el de las emociones), para que vayan cononciéndose y regulándose. Comprendiendo las buenas razones que tienen para hacer esto o aquello, no justificándolo, pero tampoco poniendo en ellos toda la responsabilidad de lo que ha pasado.
El trabajo con caja de arena es una técnica muy utilizada en la traumaterapia. En España quien más lo ha difundido y trabajado es José Luis Gonzalo Marrodán, compañero y maestro Apega (joseluisgonzalo.com), y en temas más relacionados con duelo Alma Serra (almaserra.com)
El trabajo con la caja de arena es integral, permite al niño/a conectar con su cuerpo y sensaciones corporales, al tocar la arena, explorarla, sentirla, regularse, y con las figuritas después realizar un trabajo que de por sí funciona, sin necesidad de ser interpretado. Es una técnica que ayuda a expresar lo no expresable, a acercarse a lo peligroso, a lo vivido, de una forma contenida y sin tener que hablar, que repara en sí. Puede hacerse en general o sobre algún tema concreto, y utilizarse en todas las fases de la psicoterapia y la traumaterapia.
Con los adolescentes también juego, y utilizo técnicas manipulativas y la caja de arena. Pero también conversamos mucho. Trabajo con sus creencias, con su vivencia de sí mismos, muchas veces muy dura, devolución de su entorno. Hago mucha, mucha psicoeducación, sobre cómo funciona el cerebro, sobre lo que hay detrás de una rabieta, una conducta más agresiva, una dificultad para aprender. Vamos construyendo una seguridad que les permite, poco a poco, ir bajando sus defensas, conocerse mejor, sentirse mejor, estar más regulados, relacionarse mejor, aprender.
No, sólo las sesiones familiares en las que hay adultos sin hijos. En las sesiones online es más complicado trabar con el cuerpo y lo manipulativo, propio de este modelo, y el vínculo seguro con los niños y adolescentes me es más difícil de crear.
Intento adaptarme mucho a vosotros, lo que implica generalmente tener que hacer sesiones por separado, pero intento también general espacios más de mediación donde ayudaros a consensuar. Las sesiones familiares en estos casos son muy importantes, porque mucha de la sintomatología que expresan los niños y adolescentes tiene sobre todo que ver con el grado de conflicto que hay entre vosotros/as. Teniendo en cuenta las medidas impuestas por el juez, intento que la organización de la vida tenga como principal objetivo el bien supremo de la salud física y emocional de vuestro hijo/a.
Con la escuela hago una doble labor de recabar información, conocer mejor a vuestro hijo/a a través de los ojos de la maestra, de su conducta en la escuela. Exploro el grado de seguridad que experimenta, y los consejos que doy van dirigidos a potenciar esa experiencia de seguridad. Para ello construyo una mirada conjunta con su/sus maestros, una comprensión justa de vuestro hijo/a. Sólo eso ya ayuda que se sienta más calmado, regulado y pueda aprender y relacionarse mejor. Ofrezco pautas muy adaptadas a tu hijo/a, La seguridad en la escuela también pasa con que no se le exija más de lo que puede dar. Esto es especialmente importante para los hijos adoptivos y de acogida, en los que el impacto del trauma no se ve, pero que frecuentemente tienen dificultades de aprendizaje, de autoestima y de relación. Valoro si son necesarias adaptaciones metodológicas o curriculares, que incluyan o no aspectos emocionales.
¿Cuál es tu trabajo con las familias adoptivas?
Sería una primera visita de acompañamiento en crianza terapéutica o donde me expreséis vuestras preocupaciones con respecto a la salud emocional de vuestro hijo/a. Generalmente aportáis información, que reviso antes de la vista, y al concluir la visita os hago una propuesta de plan que suele incluir varias sesiones de valoración familiares y en ocasiones individuales de vuestro hijo.
Una vez hecho el proceso de valoración, comenzaremos la terapia, o bien sólo con vosotros o en paralelo con vuestro hijo/a. La periodicidad la estableceremos juntos, pero para que la terapia funcione el mínimo suelen ser visitas semanales para tu hijo/a y mensuales con vosotros.
Si sientes que tu hijo o tu familia están atravesando momentos desafiantes, te invito a ponerte en contacto conmigo. Juntos, podemos descifrar y entender sus emociones, fortaleciendo el vínculo familiar. Estoy aquí para ser tu aliada en este viaje de crecimiento y descubrimiento.
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