A ti, compañera, compañero, en tiempos del Covid19

A ti, compañera, compañero   Son las 2am. No sé si estarás de guardia, en casa o en un hotel intentando descansar después de una jornada agotadora y quizá atroz.

   Quizá no puedas dormir porque las imágenes se agolpan en tu cabeza, te persiguen, o porque aún no te crees lo que está pasando, lo que te ha tocado decidir, lo que has visto.

   La gente está muriendo sola. Pero en esta situación tan deshumanizada nuestra medicina se humaniza más que nunca. La enfermera, a pie de cama, hace una vídeoconferencia con la familia, coge de la mano al que se está yendo. Hay hospitales que ya se han reinventado para que pueda entrar un familiar en estas situaciones…

   Tú quizá te sientas impotente, desbordada, aterrada. Y a la vez tienes derecho a sentirte excelente. Porque has dado, estás dando, lo mejor de ti. En medio de la duda, de la incertidumbre, ahí estás. Equilibrando entre tu familia y tu trabajo. Protegiéndote y protegiendo a los tuyos como puedes, sabiendo que probablemente no será suficiente, y sintiéndote culpable por ello.

   Quizá llores o no te lo permitas mientras escribes el tratamiento para un paciente después de haber firmado la defunción de otro. A mí me ha pasado, hace años ya, en otra situación.

   Lo cierto es que no puedes hacer más. Excepto, quizá, cuidarte, un poquito al menos.

   Cuidarte no será lo mismo para ti que para tu compañero, ni para mí. Quizá pasará por permitirte llorar o derrumbarte un poco, quizá por contenerte, de momento.

   Cuidarte sí empieza por incluirte en tu compasión, por aceptar que tú, en medio de todo lo que estás viviendo, también estás sufriendo. Y mereces también tus palabras de consuelo, de ánimo, de coraje. Las mismas que a lo mejor le has dicho a algún compañero, o paciente, o a tu hijo, tu pareja. Tú también mereces tu respeto. Tus aplausos.   

   Y cuidarte también es poner límites. Alguno vas a tener que poner. No eres héroe, heroína. Eres humano, humana. Fuerte y vulnerable. Valiente y temeroso/a. Animoso y desesperanzado. Complejo, compleja. Sólo tú puedes saber si hay algo a lo que puedes decir no, o no ahora, o no así. Al menos decirlo.

   Y cuidarte es compartir. En un entorno seguro. Con quien sepas que sabe de qué va el tema, lo que pasa.  Sin restricciones. Sin tabús. Y, juntos, curar.

Un abrazo, compañero, compañera

Ana

Y si no sabes por dónde empezar, no te atreves a mirar, a lo mejor sí puedes responder a estas líneas y contarme un poquito. Aquí estaré para ti. Somos muchos tendiendo una red para poder sostenerte, no estás solo, no estás sola. 

 

Share it :

6 comentarios

  1. Muchas GRACIAS Ana! Sabia que estabas ahí, pero leerlo también ayuda. Sí que nos sobrepasa, hay ámbitos en los que se trabaja en equipo , al menos ves a alguien , puedes comentar… en el mío estoy MUY SOLA atendiendo al teléfono, sin preparación más allá de mi sentido común y un algoritmo de decisión ( en mis guardias)y sin conocer de nada al paciente al otro lado, encajando su miedo, su rabia , su desconcierto… cada uno es como es a mi , que me caracterizo por un gran nivel de empatía … me consume .. y estoy agotada, a 37,3 sin fuerzas en la cama teniendo que decidir, ademas cómo gestiono mi otro trabajo: una pequeñísima empresa(2 trabajadoras)la deuda con el banco , sin saber si nadie me va a pagar el trabajo hecho( estoy en la privada) y teniendo que oír de en mis gobernantes que por trabajar en la privada soy , en lugar de un héroe ( que tampoco me apetece) un villano que se aprovecha de la desgracia ajena. Qué hago con esta ràbia? Cómo consigo centrarme sólo en mis valores de trabajo, responsabilidad y dedicación a mis pacientes? Que es donde me siento útil y realizada como he hecho siempre…. gracias por escuchar ..

    1. Querida Laura,
      esta situación está poniendo a prueba la resiliencia de todos los profesionales sanitarios, realmente. Ser un profesional vocacionado no nos hace inmunes al dolor, ni a la enfermedad. No nos quita nuestros derechos como ciudadanos a cuidarnos y protegernos en la medida de lo posible. Trabajar sin la debida protección es un maltrato al profesional. Era innecesario llegar a este punto. La rabia está del todo justificada, la impotencia también. Cada profesional es responsable de sí mismo, de su propia salud,y en los casos en los que esté en algún grupo de riesgo tiene el derecho a no exponerse, pienso. Respecto a la empatía, a los que nos es fácil ponernos en el lugar del paciente nos suele costar volver al nuestro?. Sobre todo cuando estamos más agotados, somos mucho más osmóticos y permeables a la angustia del paciente. Son importantes los espacios de autocuidado, de mimarte, cuando no estés visitando, el habla compasiva contigo. A mí me ha ayudado mucho aprender el concepto de compasión, y diferenciarlo de empatía. Empatía es ponerse en el lugar del otro, sufrir lo que sufre, y activa unas zonas determinadas del cerebro. Compasión es estar junto al otro, con el deseo profundo de aliviar su dolor. Activa otras áreas del cerebro, y de alguna forma nos preserva más. Ante el dolor ajeno, lo que siempre me ha ayudado es diferenciar entre su dolor y el mío, lo que en psicología se llama proyección es precisamente confundirlo. Así que cuanto más consciente seas de tu propio sufrimiento, de tus porqués, más te permitirá diferenciarlo del sufrimiento de tu paciente, y así poder ayudarlo incluso mejor, dejando que su dolor sea suyo, el tuyo tuyo y pudiendo estar a su lado más sanamente.
      Espero de todo corazón haberte podido ayudar y aquí estoy para lo que necesites.
      Un abrazo
      Ana

    1. Thank you very much for your feedback, I hope it is helpful for you. Please forgive me, I haven’t seen your opinion up til now.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *